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Promocion Y Venta De Servicios Turisticos

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Las mujeres ingresaban muy pronto en el mercado de trabajo, entre los 6 y 11 a�les en el siglo XIX y en el siguiente grupo de edad en el primer tercio del siglo XX, registr�ndose las tasas de actividad m�s altas en la industria. En 1870 las ni�as ayudaban a sus madres en los almacenes de salaz�n de sardina, aprend�an a elaborar redes o asistían en labores agrarias. Su tasa de actividad crec�a hasta los veinte a�les, de forma que las jovenes de entre 15 y 20 a�os estaban menos enlazadas a tareas agrarias que al procesado de pescado, lo contrario que suced�a con las ni�as. Entre los veinte y treinta a�les las tasas de actividad se elevaron para todos y cada uno de los conjuntos de edad, declinando tenuemente para el conjunto comprendido entre los 31 y 35 a�os.

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Se tiene después en un siguiente ubicación, al vino tinto con una demanda aceptable en las plazas mercantiles de Nueva España. El conteo advierte un total de 262 barriles, 20 pipas, 230 cajas con 200 docenas de botellas y 890 botellas. Sin duda, el restablecimiento de las distintas sendas españolas transatlánticas y las facilidades dadas a las embarcaciones neutrales y de registro dejó que en 1806 se diera el constante ingreso de bebidas alcohólicas españolas -de hecho desde Nueva York- a Veracruz. Asimismo se constata que para este año la apertura del tráfico a los puertos novohispanos en el marco del comercio libre dejó otras redes mercantiles, y que algunas de ellas no estaban controladas solamente por las viviendas mercantiles españolas, pues aun se logró la entrada de otros caldos embriagantes a Veracruz, procedentes de Portugal y, activamente, de Francia. Sobre esto último, hay que avisar que el vino de Burdeos empaquetado en botellas se internó en Veracruz de forma triangular desde Novedosa Orleans y Baltimore.

Si observamos la relación de los cargos de municipio, verificamos que el apellido “De la Peña” se encuentra dentro de los más frecuentes, pues concretamente tres miembros de la familia de la Peña Saravia, vecinos de Cañedo, ejercitaron de corregidor (véase Cuadro 2). Sin embargo, no resaltan estos Peñas en el catastro de la Ensenada 1753, por tener enormes propiedades, si bien podría suponerse que estaban adquiriendo riqueza y poder, exactamente durante estos años en que ejercían sus cargos. En el siglo XVIII, la intervención de la corona sobre los recursos comunales era cada vez más rigurosa. Las tierras que tenían los concejos o el mismo valle no podían ser vendidas o enajenadas, pero tampoco se les brindaba a los vecinos la oportunidad de contar con totalmente de los elementos forestales.

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Con todo, debemos el movimiento marítimo-mercantil de los puertos de Cádiz, Barcelona, Salou y Santander a lo largo de estos dos años señalados fue muy escaso para el traslado de vino y aguardiente españoles a Veracruz. Esto señala la permanencia de los estragos de la guerra marítima y la intervención napoleónica a España. En este sentido debemos en 1807 fue pobre la información del Correo Mercantil de España y sus Indias sobre la salida de bebidas españolas a Novedosa España.

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Esta ca�da tiene que ver con un tard�o ingreso al matrimonio (27 a�os) y el precaución de ni�os peque�os. En todo caso, la actividad tornaba a elevarse en el siguiente grupo de edad, continuando alta hasta los 50 a�os y m�s . En este sentido, la pauta de actividad femenina en comunidades pesquero-salazoneras difer�a de la de ciudades industriales, donde las tasas de participaci�n de las casadas se reduc�an .

El sistema de flotas que iba de Cádiz a Veracruz llegó a ser la única y antigua ruta de españa que proveía vinos, brandy y aguardiente a las plazas mercantiles de Nueva España. La exportación española de vinos y aguardiente a Novedosa España trascendió claramente en el transcurso de la última década del siglo XVIII y la primera del XIX. Su realización comercial dejó ganancias considerables a casas mercantiles gaditanas, catalanas y comerciantes establecidos en Veracruz.

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Los nogales eran requeridos para la fabricación de “cureñas”, usadas para las cajas de fusiles o palos de ballestas. En 1764 llegó una real orden requiriendo madera de nogal para las factorías de Plasencia.52 Tan solo se permitía a los vecinos, bajo permiso y supervisión, recortar algunos árboles para la edificación de viviendas y molinos. Asimismo los concejos por medio de sus representantes defendían sus intereses ante instancias judiciales. El teniente de regidor demandaba el ganado que se le había requisado para el pago de la multa y decía que este fuego se extendió desde el concejo vecino de Rehoyos.

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A lo largo del primer tercio del siglo XX las tasas de actividad femenina fueron muy elevadas en todos los conjuntos de edad desde los 16 a�les, como se observa en la Tabla III, llegando a representar el empleo femenino el sesenta y tres por ciento del total industrial . La actividad femenina se concentr� completamente en el sector secundario, y, a diferencia la �poca en que s�lo exist�a salaz�n en el siglo XIX, pr�cticamente desapareci� el empleo agrario. Tomando Bueu como un ejemplo de poblaci�n ribereña en la cual las industrias del mar empleaban a un gran n�mero de mujeres concluimos que las tasas de actividad femeninas en el litoral fueron bastante m�s elevadas de lo que rezan los datos oficiales de los censos. Si bien trabajasen por temporada, la participaci�n de las mujeres en el mercado de industrias mar�timas se aproximaba en el pasado a la de los pa�ses industrializados, pues su curva de actividad tuvo forma de �M� muy suavizada tanto en 1870 como en 1924. Esto quiere decir que la mayor�a de mujeres no se retiraban del mercado no cuando los hijos eran peque�les, sino iban como casuales a las f�bricas de salazones y conservas . Las mujeres de Bueu tend�an a moverse dentro y fuera del mercado de trabajo de acuerdo con la disponibilidad de empleo en primer t�rmino y las pretensiones familiares seguidamente.

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